
En esta instantánea de un vídeo filmado la semana pasada durante un viaje a París se aprecia en la fachada del hôtel de ville el conocido lema de la república francesa:
Liberté, Egalité et Fraternité (pinchar
aquí para ampliar la foto).
Mientras voceaba a todo pulmón el lema galo con la emoción de una cabecilla de la revolución francesa del siglo XVIII (todo sea por tener entretenidos a mis amigos de Facebook), con este icónico edificio como telón de fondo, un viandante cruzó por delante del móvil con el que me grababa
mi hermana, no sólo interrumpiendo mi sentida actuación, sino echando también a perder mis sentimientos patrióticos (tras varios años viviendo en París en mi juventud considero Francia como mi segunda patria). Me miró con tristeza y sin pararse me dijo: "pas de liberté", lo que significa "no hay libertad".
Al ver el vídeo, mientras intentábamos entrar en calor en una brasserie al lado de Notre Dame (por los 12 euros y pico que nos clavaron por dos cafés, más barato nos habría salido comprar un brasero), me di cuenta de que el cielo estaba surcado de
chemtrails, uno de los cuales se aprecia en la foto. Me dije que quizás el viandante no andaba tan desencaminado, porque por lo visto nuestros vecinos galos, al igual que nosotros, lema o no lema, monarquía o república, no tienen la liberté para elegir si quieren ser o no fumigados con sustancias tóxicas, metales tóxicos y sólo Dios sabe qué más.
Más tarde, de regreso al hotel en metro, el viandante del hôtel de ville volvió a ocupar mis pensamientos, al leer en el 20 minutos gabacho como unos
padres habían sido condenados a dos meses de cárcel por negarse a poner a sus hijos la vacuna de la difteria, el tétanos y la poliomelitis. Parece ser que en Francia la
vacunación es obligatoria, así que por lo menos por ahora, aún sin lema patriótico, en este aspecto tenemos más libertad en España. No quiero ser aguafiestas, pero no creo que dure mucho. O como decía mi abuela: "cuando las barbas de tu vecino veas cortar pon las tuyas a remojar".
Como ya comenté en
un reciente boletín en California ya aprobaron el año pasado una ley por la que se prohíbe a los niños ir a la escuela sin vacunar.
Y es bien sabido que todas las "trend" que empiezan en California, con el tiempo se extiende primero al resto de Estados Unidos, y luego al resto del "mundo occidental".
Quizás ya esté en mente de los gobiernos secuestrar a los niños recién nacidos para poder adoctrinarlos, digo educarlos, de forma colectiva. Y seguramente nos contarán que lo hacen en nombre de la "egalité", para que todos los niños tengan las mismas oportunidades y vivan en "fraternité"...
Y para los que piensen que me estoy pasando dos pueblos voilá
este vídeo con un ejemplo de lo que pasa cada día en Estados Unidos. Si un niño contrae cáncer, según las leyes americanas, no sólo sus padres no pueden negarse a que reciba el tratamiento convencional de quimio y radio, sino que los niños tampoco pueden negarse hasta haber cumplido los 18 años. Espeluznante
estrevista en la que Cassandra nos cuenta como, a menos de un año para la mayoría de edad, fue obligada a someterse a
quimioterapia durante los meses que permaneció retenida en el hospital (con seguridad 24 horas al día en la puerta de su habitación para impedir que escapara). Era maniatada durante cada tratamientos de quimio porque se negaba a que se lo pusieran, dados los terribles efectos secundarios que la provocaba.
Y es que para los que no se hayan enterado algunos
gobiernos ya exceden con mucho el mundo del Gran Hermano de la apocalíptica novela 1984 de George Orwells. Solo me queda remitirme de nuevo a las barbas del vecino y a la frase célebre del boletín pasado:
"La libertad es el bien más preciado. Lucha para que no te la arrebaten"