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Más evidencia de que el azúcar sirve de alimento al cáncer

Traducción de Mónica Gómez Santos

La reproducción incontrolada de las células cancerígenas en los tumores provoca que las células se agolpen, lo que las impide el acceso a los vasos sanguíneos que transportan el oxígeno que necesitan para sobrevivir. Ante esta situación algunas células cancerígenas han desarrollado la habilidad de sobrevivir sin oxígeno mediante glicólisis, incluso cuando se restablece el aporte de oxígeno. Investigadores de la escuela Harvard Medical School han descubierto que bloquear la enzima LDHA, que actúa en el proceso de glicólisis, podría ser una efectiva terapia anticancerígena. En dicho estudio consiguieron suprimir el proceso de glicólisis en tumores de cáncer de pecho bloqueando la enzima LDHA e implantaron dichas células en ratones de laboratorio. Entre los ratones deficientes en LDHA, sólo dos murieron, uno a las 16 semanas y otro a las 18 semanas. El 80% seguían vivos al final de los cuatro meses que duró el estudio. En cambio los ratones del grupo de control, cuyas células cancerígenas se alimentaban mediante el proceso de la glicólisis, murieron a las 10 semanas o antes. Los investigadores concluyeron que la LDHA podría ser un punto débil en el metabolismo de la glicólisis, y anularlo podría resultar muy efectivo en la lucha contra el cáncer.

Extraído del Artículo Cancer Cell, June 2006, Vol. 9, No. 6: 425-434 (estudio completo).

Extraído del Artículo Science Daily, June 30, 2006

Comentario del Dr. Mercola.

El cáncer es ahora la causa número uno de muerte en los Estados Unidos. Sobrepasó el año pasado a las enfermedades del corazón. ¿Alguien cree que puede tener algo oque ver con la epidemia de obesidad en la cual estamos inmersos? Dos de cada tres americanos tienen sobrepeso y 73 millones de americanos sufren de diabetes o pre-diabetes. Niveles elevados de las hormonas insulina y leptina son generalmente los factores que más influyen en dichas enfermedades.

Es vital entender lo que es la insulina. La insulina es algo necesario, ya que su carencia provocaría un coma de hipoglucemia que conduce a la muerte. Sin embargo, la mayoría de la gente tiene unos niveles de insulina demasiado altos.

El páncreas produce insulina en las denominadas células beta después de una ingesta de carbohidratos, lo que provoca un aumento de los niveles de azúcar en sangre. La insulina asegura que las células reciben el azúcar que necesitan para vivir e incrementa el almacenamiento de glicógeno. Sin embargo, también lleva al cuerpo a utilizar más carbohidratos como combustible, en lugar de quemar grasa. Además la insulina convierte casi la mitad de la ingesta de carbohidratos en grasa para almacenar. En otras palabras, cuando comemos demasiados carbohidratos, estamos enviando mediante la insulina el siguiente mensaje hormonal al cuerpo (en concreto a las células adiposas).

El mensaje es: “almacena grasa”

No sólo los niveles de insulina elevados le ordenan al cuerpo que almacene los carbohidratos como grasa, sino que también le dice que no libera la grasa almacenada. Lo que hace imposible que el cuerpo use su propia grasa almacenada para producir energía. Por tanto, el exceso de carbohidratos en la dieta no sólo engorda, sino que se asegura de que se mantenga el exceso de peso.

Niveles de insulina elevados pueden provocar daños importantes al organismo. El más importante es sin duda la diabetes. Además de hipertensión, obesidad, niveles altos de colesterol y otros lípidos, afecciones cardiacas, problemas de riñón, infertilidad femenina y enfermedades neurodegenerativas causadas todas por una elevada ingesta de carbohidratos, lo que provoca niveles elevados de insulina.

Si quiere usar más grasas para generar energía, la respuesta de la insulina debe ser moderada. Dietas altas en azúcares refinados liberan más insulina, permitiendo que se queme menos grasa almacenada.

La insulina es la causa de la mayoría de las enfermedades crónicas.

Volviendo al estudio, me parece trágico que esta información no sea novedosa. El artículo menciona Otto Warburg, que fue el investigador alemán al que se le concedió el Premio Nobel hace 75 años por ser el primero en descubrir la dependencia masiva de las células cancerígenas en el azúcar como combustible.

Sí, has leído bien. Los médicos disponen de esta información desde hace 75 años, cuando la mayoría de nuestros abuelos todavía estaban con vida.

Resulta tranquilizador que los investigadores de Harvard lo confirmen de nuevo. Pero, ¿cree por un instante que este estudio modificará los protocolos clínicos de los médicos oncólogos?

Me resulta chocantes que no entiendan este hecho básico y que no lo integren en su programa de tratamiento.

Es probable que esta sea la causa por la que el ejercicio físico se haya asociado repetidamente a una reducción del riesgo de cáncer. El ejercicio es una forma muy eficiente de mejorar la sensibilidad a los niveles de leptina e insulina, lo que ayuda a mantener los niveles de insulina por debajo de 100.

Según mi experiencia el riesgo de cáncer comienza a incrementar de forma considerable cuando los niveles de azúcar en sangre en ayunas supera los 100. Cuanto más altos sean los niveles de azúcar más elevado es el riesgo de padecer cáncer.

Afortunadamente, no tiene que esperar otros 75 años para beneficiarse de esta información. Porque su médico no tenga ni idea de la influencia de la insulina en el desarrollo del cáncer no significa que usted también tenga que ignorar este hecho.

Si tiene diabetes, hipertensión, niveles elevados de colesterol o sobrepeso le recomiendo que evite todos los azúcares y la mayoría de los cereales. Sí, incluso los cereales integrales, ya que no son carbohidratos de las verduras, y todos los cereales, incluso la espelta, el mijo, el amaranto o la quinoa incrementan los niveles de insulina.

Por supuesto, también es imprescindible seguir algún programa de ejercicio físico.

¿Cómo sabe si lo está haciendo bien?

En un análisis de sangre el nivel de insulina no debería ser mayor de 4-5.


Link al texto original en inglés
 

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Mónica Gómez, terapeuta holística

TerapiaClark.es    tfno. 917 421 852